La Caridad: Deus Caritas est

«Él (hombre) permanece para sí mismo como un ser incomprensible, su vida está privada de sentido si no se le revela el amor, si no se encuentra con el amor, si no lo experimenta y lo hace propio, si no participa en él vivamente»[1].

Sin duda alguna el amor es un tema importante no solo para el cristiano, sino para todo hombre, porque está inscrito en el corazón de la humanidad. El papa Benedicto XVI, dijo mucho sobre el amor en discursos que en distintas ocasiones pronuncio con diversas asambleas, pero también son sus escritos magnas cartas que sintetizan el amplio tratado sobre el amor. Este trabajo pretende tener un acercamiento a la carta encíclica “Deus caritas est”, con la finalidad de descubrir cuáles son algunas líneas de acción pastoral en relación a la caridad.

La carta encíclica se divide en dos bloques, el primero de ellos tendrá un carácter más especulativo, ya que en éste precisa algunos puntos esenciales sobre el amor que Dios, de manera misteriosa y gratuita, ofrece al hombre y, a la vez, la relación intrínseca de dicho amor con la realidad del amor humano. La segunda parte tendrá una índole más concreta, pues tratará de cómo cumplir de manera eclesial el mandamiento del amor al prójimo. El argumento es sumamente amplio. Esta segunda parte será punto de referencia para encontrar las aplicaciones pastorales que darán solides a este trabajo.

En evangelista San Juan en su primera epístola afirma, «Nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es Amor: y el que se mantiene en el amor se mantiene en Dios y Dios en él» (1 Jn 4, 16). Este es el proyecto original, ya que el hombre fue hecho a imagen y semejanza de su Creador, es así que «la imagen divina está presente en todo su ser. Resplandece en la comunión de las personas a semejanza de la unidad de las personas divinas entre sí»[2], pues «por haber sido hecho a imagen de Dios, el ser humano tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darle libremente y entrar en comunión con otras personas, además es llamado, por la gracia, a una alianza con su Creador»[3].

La misión de los fieles es, por tanto, configurar rectamente la vida social, respetando su legítima autonomía y cooperando con los otros ciudadanos según las respectivas competencias y bajo su propia responsabilidad. Aunque las manifestaciones de la caridad eclesial nunca pueden confundirse con la actividad del Estado, sigue siendo verdad que la caridad debe animar toda la existencia de los fieles laicos y, por tanto, su actividad política, vivida como «caridad social».

 La Iglesia nunca puede sentirse dispensada del ejercicio de la caridad como actividad organizada de los creyentes y, por otro lado, nunca habrá situaciones en las que no haga falta la caridad de cada cristiano individualmente, porque el hombre, más allá de la justicia, tiene y tendrá siempre necesidad de amor. Las múltiples estructuras de servicio caritativo en el contexto social actual.

Perfil específico de la actividad eclesial al servicio del hombre, situación general del compromiso por la justicia y el amor en el mundo actual.

a)      Los medios de comunicación de masas han como empequeñecido hoy nuestro planeta, acercando rápidamente a hombres y culturas muy diferentes.

b)      El Concilio Vaticano II lo ha subrayado con palabras muy claras: La acción caritativa puede y debe abarcar hoy a todos los hombres y todas sus necesidades

c)      Los organismos del Estado y las asociaciones humanitarias favorecen iniciativas orientadas a este fin.

d)      Han surgido numerosas formas nuevas de colaboración entre entidades estatales y eclesiales, que se han demostrado fructíferas.

e)      Las entidades eclesiales, con la transparencia en su gestión y la fidelidad al deber de testimoniar el amor.

f)       Se han formado en este contexto múltiples organizaciones con objetivos caritativos, que se esfuerzan por lograr soluciones satisfactorias desde el punto de vista humanitario a los problemas sociales y políticos existentes.

Un fenómeno importante de nuestro tiempo es el nacimiento y difusión de muchas formas de voluntariado que se hacen cargo de múltiples servicios.



[1] JUAN PABLO II, Cruzando el umbral de la esperanza, Ed. Plaza & Janés, Barcelona 1994, 204.

[2] CEC, 1702.

[3] CEC, 357.

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