Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2022
Imagen
  ¿Dios calla ante el la enfermedad y el dolor?       E l Papa Benedicto XVI en su carta encíclica Deus caritas est , hace alusión al tema del sufrimiento humano de cara al Amor Divino. En el número 38 dice:    Es cierto que Job puede quejarse ante Dios por el sufrimiento incomprensible y aparentemente injustificable que hay en el mundo. Por eso, en su dolor, dice: « ¡Quién me diera saber encontrarle, poder llegar a su morada!... Sabría las palabras de su réplica, comprendería lo que me dijera. ¿Precisaría gran fuerza para disputar conmigo?... Por eso estoy, ante él, horrorizado, y cuanto más lo pienso, más me espanta. Dios me ha enervado el corazón, el Omnipotente me ha aterrorizado » (23, 3.5-6.15-16). A menudo no se nos da a conocer el motivo por el que Dios frena su brazo en vez de intervenir. Por otra parte, Él tampoco nos impide gritar como Jesús en la cruz: « Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? » (Mt 27, 46). Deberíamos permanecer con esta pregunta ante su rostro
Imagen
Que nadie quede excluido. Los Migrantes nos necesitan.  
Imagen
  Acoger al migrante es acoger a Cristo              Las realidades a las que nos enfrentamos el día de hoy como Iglesia son diversas, en ellas las acciones y las respuestas de la Iglesia deben estar cargadas de responsabilidad pero sobre todo de generosidad y caridad. El día a día en muchos países a raíz de las pocas posibilidades de desarrollo, las personas han sido obligadas a migrar algunas por necesidad, o en su defecto también violentado a hacerlo, ante esta realidad viene una pregunta que debe cuestionarnos como cristianos.      ¿De qué manera debe responder un cristiano ante esta realidad? Ante la reflexión y exhortación del Papa Francisco que ha animado a la Iglesia a acoger, proteger, promover e integrar a las personas que han sido obligadas a huir de su hogar o de su país a otros lugares, ha conmovido el corazón para hacer tales acciones que nos lleven a centrar la mirada en aquellos que necesitan de alguien que le tienda la mano, no en sentido de lastima, sino reconociend